El propósito de la misión MSL es averiguar si el agua líquida fluyó alguna vez a través del cráter y si la ubicación fue capaz de albergar alguna forma de vida. Hasta el momento, las señales parecen alentadoras.

En su camino hacia su primer objetivo científico, el aflorecimiento Glenelg, los expertos de JPL pidieron al rover a analizar varias formaciones del suelo. Durante una de estas paradas, las cámaras del robot fueron capaces de identificar signos que revelaron la existencia de un antiguo cauce.

“Es sorprendente la similitud que encontramos entre las gravas del cauce que Curiosity encontró en Marte y los materiales parecidos existentes en la Tierra”, señalaron los expertos.

El rover devolvió una serie de imágenes que muestran gravas incrustadas también en otros tipos de rocas. Estas son las primeras fotografías que muestran estas características paisajísticas.

“Teniendo en cuenta el tamaño de las piedras, podemos interpretar que el agua se estaba moviendo a unos 0,9 metros por segundo, con una profundidad que a una persona le llegaría al menos hasta los tobillos, y quizás hasta la cadera”, explicó William Dietrich, experto en la Universidad de California, en Berkeley y uno de los investigadores principales de la misión.

“Se ha especulado mucho y se han lanzado múltiples hipótesis sobre los canales de Marte, pero esta es la primera vez que realmente hemos visto piedras que fueron transportadas por agua en la superficie de Marte. Ya no estamos especulando sobre el tamaño de los sedimentos, sino que lo estamos observando directamente”, asegura el científico.

Los científicos de la NASA declararon este jueves, que el antiguo cauce del río se encuentra entre el borde norte del cráter Gale y la base del Monte Sharp. Lo más destacable de este hallazgo es que aumenta las posibilidades de encontrar indicios de que hubo vida en Marte.

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