Es difícil olvidar los primeros teléfonos celulares que conocimos hace ya varios años. Eran enormes, pesados y estéticamente dejaban mucho que desear, pero al menos cumplían su función principal que era realizar llamadas en cualquier momento y desde cualquier lugar. La marca más habitual en ese entonces era Nokia.
Con el correr de los años fueron apareciendo más modelos de teléfonos y más marcas entraron al mercado, hasta que nacieron los smartphones. Irrumpió en el mercado Apple, Samsung y gran cantidad de fabricantes que llegaron a competir directamente con la compañía finlandesa y hoy Nokia regista un notorio retroceso en la industria.
Éste ha sido uno de los peores años de la empresa, y para revertir la situación, se asoció con Microsoft para fabricar el Windows Phone. Sin embargo, sus productos no han tenido buena acogida en el cada vez más competitivo mercado de los dispositivos móviles.
La compañía anunció que durante el último trimestre se registraron pérdidas de $1,7 billones de dólares, temiendo que la situación empeore y se haga prácticamente imposible de revertir en un futuro.
Actualmente Nokia cuenta con una cantidad de dinero estimada en $6,2 billones de dólares, pero los más pesimistas temen que las pérdidas de los próximos trimestres sean de $2,5 billones, vislumbrando incluso la posibilidad de tener las arcas vacías hacia final de año.
La superioridad de sus competidores más directos – iPhone y smartphones con Android- han llevado a la compañía a esta lamentable situación. Y no puede dejar de resultar extraño que, a pesar de la gran inversión realizada por Nokia en investigación y desarrollo, $22.200 millones de dólares entre 2004 y 2007 – nueve veces más que Apple en el mismo periodo-, no haya rendido los frutos esperados, dejando al fabricante muy por debajo de sus competidores.