Según la Fiscalía General de Nueva Zelanda, el organismo de seguridad estadounidense actuó de buena manera, puesto que el derecho internacional no contempla aspectos como datos informáticos.
Esto, luego que el creador de Megaupload, Kim Dotcom, denunciara al FBI por clonar su disco duro y llevar todo su contenido a EEUU sin el consentimiento de la justicia de Nueva Zelanda.
A pesar de que se había dado una orden de mantener las evidencias en el país de origen de Dotcom, el FBI tomó material de 18 equipos, que fueron clonados y enviados a EE.UU. a través de la empresa Fedex.
Un abogado del informático, Willy Akel, acusó a la agencia de seguridad de cometer un “acto ilegal”, ya que un juez había ordenado, tres días antes de que se mandasen los datos a EE.UU., que habría que decidir en la audiencia de la Corte si podrían o no tomar los datos.
Sin embargo, para el procurador general de Nueva Zelanda, John Pike, esta transferencia de información electrónica no sería ilegal, ya que el incumplimiento del derecho internacional sólo se aplica a material físico y no a información.
“[La información] pudo ser lo más valioso que lo que tenemos, pero no se recogió en el acto. Nada de los elementos físicos han ido al extranjero y ese fue nuestro compromiso”, argumentó.
Kim Dotcom se encuentra en libertad bajo fianza en espera de su extradición el próximo mes de agosto a EE.UU., donde se le acusa de violar los derechos de autor y realizar blanqueo de dinero.
Washington le acusa de haber convertido su plataforma, ahora cerrada, en uno de los mayores espacios de intercambio de copias ilegales de cine y música.
El Gobierno estadounidense también lo acusa de violación de propiedad intelectual por la que consiguió unos beneficios de más de 130 millones de euros, produciendo unos daños por valor de 500 millones de dólares.