La agencia estadounidense había anunciado recientemente su intención de cambiar la órbita de la Estación Espacial Internacional ligeramente en un esfuerzo para evitar cualquier posible contacto con desechos espaciales.
Sin embargo, la NASA dio pie atrás a esta medida, indicando que los escombros que habían causado preocupación en las autoridades no suponen ningún riesgo para la EEI.
Entre los restos que generaron la alarma se encontraban partes de un viejo satélite ruso Cosmos y frangmentos de un cohete indio.
Tras emitir la alerta, la NASA continuó el seguimiento de la órbita de los escombros, determinando con “un alto grado de confianza” que las piezas de basura espacial no son una amenaza para la EEI. Los controladores de vuelo en Rusia estuvieron de acuerdo con la decisión de cancelar el cambio orbital.
Incluso las pequeñas piezas de desechos espaciales que orbitan el planeta a velocidades enormes representan una amenaza significativa a la estación espacial y la tripulación a bordo. Pequeños trozos de escombros que se mueve a gran velocidad podrían perforar los módulos de la EEI y potencialmente matar a miembros de la tripulación.
La NASA planeaba utilizar los motores de la nave de carga europea acoplada para alterar la órbita de la estación espacial. Esta es la misma nave de carga automática que no pudo despegar a principios de esta semana debido a un mal funcionamiento del equipo.
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