Variadas causas como el desempleo, la pérdida de varios puestos de trabajo en poco tiempo y los períodos cortos sin trabajo pueden estar vinculados a que las personas puedan sufrir un infarto agudo al miocardio, según lo señaló un grupo de investigadores de la Universidad de Duke en Carolina del Norte, quienes publicaron este estudio en la revista “Archives of Internal Medicine”.
El profesor Matthwe E. Dupre, quien lideró a los científicos en esta investigación, señaló que examinaron la relación entre las diferentes dimensiones de desempleo y los riesgos en el ataque cardíaco en 13.451 adultos entre 51 y 75 años (todos americanos) en el Estudio Nacional de Salud y Jubilación, en donde utilizaron entrevistas bienales de seguimiento desde 1992 hasta el 2010.
“Los resultados mostraron que distintas características del empleo pasado y el presente aumentaron los riesgos de un episodio cardiovascular. Aunque el riesgo de un ataque cardíaco fue más significativo en el primer año después de la pérdida del empleo, la situación de paro, el número acumulado de pérdidas de trabajo y el tiempo desempleado acumulado fueron independientemente asociados con un mayor riesgo de IAM “, afirmaron los científicos.
Según los datos, el 14 por ciento de las personas estudiadas se encontraban paralizados al inicio del estudio, el 6,0 por ciento tenía uno o más puestos de trabajos acumulados, y el 35,1 por ciento había pasado un buen tiempo sin trabajar. Cabe señalar que el estudio presento 1.061 ataques cardíacos.
El análisis estadístico señaló que el riesgo de IAM fue significativamente mayor entre los desempleados (1,35 por ciento) y que los riesgos aumentaron desde una pérdida de empleo (1,22) a cuatro o más pérdidas de empleos acumuladas (1,63) en comparación con ninguna. Estos riesgos fueron elevadísimos en las personas que no habían trabajado hace más de un años (1,27).
“Descubrimos que el riesgo elevado asociado con la pérdida de múltiples empleos fue de la misma magnitud que otros factores de riesgo tradicionales, tales como, el tabaquismo, la diabetes mellitus y la hipertensión”, concluyeron los autores.