Contrario a lo que podría pensarse comunmente, el autismo podría detenerse en algún momento de la vida si es que el diagnóstico es preciso.
Suele pasar que las investigaciones científicas arrojan algún tipo de resultados que evidencia que aquello que se creía sobre cierta enfermedad, podría no ser tan así y aunque estas pistas que desafían los patrones establecidos sean sólo eso, al menos entregan ciertas esperanzas. Es lo que sucede ahora con el autismo.
Se trata de un estudio llevado a cabo por los Institutos de Salud de Estados Unidos, el cual consistió en someter a pruebas cognitivas y de observación a 112 niños con la enfermedad. 34 de ellos fueron analizados en su infancia más temprana y otros 34 en la etapa en que acuden a clases, encontrándose que no existía mayor diferencia entre ellos, es decir, no habían signos de problemas de lenguaje o interacción social.
Lo anterior derivó en el pensamiento de que algunos niños efectivamente podían superar el autismo o bien compensar las dificultades derivadas de la enfermedad, por lo que “los informes posteriores a este estudio deberían decirnos más acerca de la naturaleza del autismo, el papel de la terapia y otros factores en el resultado a largo plazo para estos niños”.
Ahora, no obstante esta alentadora teoría, otros expertos en la materia hacen un llamado a que la gente “no saque conclusiones apresuradas acerca del autismo ni de su duración”, ya que estos son estudios primarios y no concluyentes al respecto.
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