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Ondas gravitacionales son detectadas, confirmando la teoría de Einstein

Un equipo de científicos anunció el jueves que habían oído y grabado el sonido de dos agujeros negros en colisión a mil millones de años luz de distancia, un chirrido fugaz que cumple la última predicción de la teoría general de la relatividad de Einstein.

Ese tono débil, los físicos dicen, es la primera evidencia directa de ondas gravitacionales, ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo que Einstein predijo hace un siglo. Se completa su visión de un universo en el que el espacio y el el tiempo se entrelazan, capaz de estirarse, encogerse y agitarse. Y es una confirmación de la naturaleza de los agujeros negros, pozos gravitacionales sin fondo de los cuales ni siquiera la luz puede escapar, que eran la parte más desagradable de su teoría.

De manera más general, significa que un siglo de innovación y pruebas, después de que Einstein postuló la teoría, científicos finalmente han dado con el registro más profundo de la realidad física, donde las implicaciones más extrañas y salvajes del universo de Einstein se ponen de manifiesto.

En caso de repetirse por los futuros experimentos, donde el tono se elevó a la nota de Do antes de detenerse bruscamente, parece destinado a ocupar un lugar entre los grandes fragmentos de sonido de la ciencia, a la par con la investigación de Alexander Graham Bell y las primeras señales sonoras de Sputnik.

Gabriela González de la Universidad del Estado de Louisiana, una portavoz de la Colaboración Científica LIGO (abreviatura de Observatorio Interferómetro Láser  Gravitacional) afirma “Einstein sería muy feliz, creo.”

Los miembros del grupo LIGO, un equipo de científicos de todo el mundo, junto con científicos de un equipo europeo conocido como la colaboración Virgo, publicaron un informe en la revista Physical Review Letters el jueves con más de 1.000 autores.

“Creo que este será uno de los mayores avances en la física durante mucho tiempo”, dijo Szabolcs Marka, un profesor de la Universidad de Columbia, que es uno de los científicos de LIGO.

Fuente: NYT