A 290 millones de años luz de nuestro planeta, en una inusual ubicación se encuentra el HLX-1, un agujero negro hallado por el telescopio espacial Hubble.
La ubicación de este agujero es bastante extraña, ya que por lo general se forman en el centro de una galaxia, y esta se encuentra en el borde de una.
Este agujero negro, denominado HLX-1, tiene una masa de más de 20 mil masas solares, encontrandose situado a 290 millones de años luz de nosotros, en el borde de la galaxia espiral denominada ESO 243-49.
El Hubble detectó una luz azul proveniente del disco de acreción del agujero negro, una masiva mezcla de gas y polvo que va a las fauces del agujero negro, generando rayos X, pero los científicos al estudiar los datos provenientes de Hubble, notaron la presencia de una luz roja que no debería estar ahí. Los astrónomos sospechan que esta luz roja indica la existencia de un grupo de estrellas jóvenes, de unos 200 millones de años orbitando alrededor del agujero negro. Estas estrellas son la clave para la explicación de la caótica historia de este agujero negro supermasivo.
Es probable que el HLX-1 se haya formado al centro de una galaxia pequeña que alguna vez orbitó cerca de ESO 243-49, por lo que dado que las galaxias más grandes usualmente se tragan a las más pequeñas, esta pequeña galaxia se debe haber acercado demasiado a ESO 243-49, y ésta arrancó la mayoría de sus estrellas dejando al expuesto agujero negro.
La fuerza de la colisión de las galaxias también habría implicado la formación de nuevas estrellas, explicando la presencia de un conjunto estelar más joven alrededor del agujero negro.
Los investigadores no conocen los detalles de la orbita de este agujero negro, pero podría formar parte de una orbita estable alrededor de ESO 243-49, circulando como el recuerdo de lo que fue alguna vez una galaxia pequeña.
Vía Wired