La nave Cassini, que se encuentra en la órbita de Saturno desde el año 2004 con el fin de estudiar extensamente al planeta, obtuvo las primeras imágenes de uno de los satélites naturales más misteriosos del sistema solar: Metone, luna descubierta en el mismo año en que la sonda entró en órbita.
El cuerpo, con forma de huevo y no más de tres kilómetros de ancho, representa un enigma para los astrónomos y científicos, puesto que fue descubierto recientemente y es poco lo que se sabe acerca de su origen.
Son varias las teorías acerca del génesis de esta luna de Saturno. La primera de ellas tiene relación con su posición, ya que, al encontrarse entre los satélites naturales Mimas y Encelado –del mismo planeta- algunos astrónomos creen que podría ser un trozo desprendido recientemente de alguna de esas lunas. Otra de las teorías enuncia que sería un trozo –o un conjunto de ellos- desprendido de un cuerpo mayor que terminó orbitando Saturno.
Uno de los factores que apoyan esas teorías de desprendimiento de fragmentos de cuerpos celestes, es que Metone no es un cuerpo aislado, sino que se encuentra junto a Palete y Ante, dos satélites pertenecientes a un grupo llamado Alkynoides, que son de tamaños similares y comparten teorías de origen. Además, las tres lunas contienen en su superficie partículas de hielo, procedente –presumiblemente- de chorros de agua, vapor de agua y compuestos orgánicos lanzados desde otro satélite: Encelado.
Dentro de las labores originales establecidas para la nave Cassini, responsable de las fotografías a Metone, está la determinación de la estructura tridimensional de los anillos de Saturno, medición de la estructura tridimensional de la magnetósfera, y el estudio del comportamiento dinámico de la atmósfera de Saturno, entre otras.
Revisa la imagen de la luna Metone.