Científicos de dos instituciones norteamericanas lograron desarrollar una batería que se carga muy rápido en comparación con las tradicionales y que además no contamina tanto como las otras, debido a los materiales empleados para su fabricación.
Hay un concepto de batería muy antiguo que fue desechado por su escasa eficiencia. Es el caso de las primeras ideadas por Thomas Alba Edison a comienzos del siglo pasado, basadas en una estructura de hierro y níquel.
Fue esto en lo que pensaron científicos de Stanford y de Canadian Light Source, que crearon una batería basada en la misma estructura de materiales, lo que la hace enormemente menos contaminante que las de litio, que son las más comunes.
Al respecto, el doctor Jigang Zhou, de Canadian Light Source Industry, explicó que “las baterías de hierro y níquel son atractivas porque son baratas y, comparadas con otros materiales como el litio, no son tan tóxicas”, indicó el científico.
Pero para esto tuvieron que lidiar con la ineficiencia del modelo original de Alba Edison, por lo que comenzaron a idear nanoestructuras que permitieran que ésta fuera más durable y se cargara de manera rápida.
La nanoestructura de carbono sirvió de base para la elaboración de la nueva batería, que además cuenta con nanocristales de óxido de hierro que se colocan en delgadas láminas de carbono, junto con nanocristales de níqueldentro de los nanotubos de carbono. Todo esto sirvió para que el producto tuviera mayor capacidad de conductividad de la energía.
Como resultado, la reacción química generó un fenómeno de gran cohesión entre los materiales, lo que finalmente entrega una mayor facilidad para el tránsito de los electrones.
Cabe destacar que una de las mayores ventajas de la nueva batería de hierro y níquel desarrollada por los investigadores de Stanford y Canadian Light Source Industry es que su tiempo de recarga es de apenas dos minutos, lo que le da una gran utilidad.
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