La nueva consola de juegos de bajo costo que se basa en Android culminó su campaña de recaudación de fondos para materializar su producción al reunir la friolera de 8,5 millones de dólares, lo que fue catalogado como un éxito total por sus creadores.
El proyecto se puso en marcha a principios de julio y rápidamente comenzó a atraer a entusiastas que comprometieron fondos para ayudar a llevar la iniciativa desde la etapa de prototipo a la producción. Aquellos que hicieron un aporte de 95 dólares o más están programados para recibir una de las consolas en marzo próximo.
Más de 60.000 personas se sumaron y un número de socios de alto perfil, incluyendo Vevo, OnLive y Namco Bandai, han acordado trabajar con la empresa. Pero a pesar de los primeros éxitos de la compañía, la historia está lejos de terminar.
La compañía, también llamada Ouya, tendrá que convencer a los desarrolladores de Android, que ya están luchando con temas como la piratería, para canalizar los recursos en la fabricación de juegos que se pueden reproducir en una pantalla de televisión.
La empresa también tendrá que terminar de construir el software, la tienda de aplicaciones y la plataforma de pago que la máquina ejecutará. Tendrá que competir con rivales como Microsoft, Nintendo y Sony en el mercado de las consolas y hacer frente a las expectativas de los usuarios, que esperan un producto que funciona tan bien como la competencia.
Pero primero tendrá que terminar el diseño de la consola y sus controles, algo que todavía está en estudio con la participación de jugadores y usuarios que están siguiendo el proyecto.
Julie Uhrman, directora ejecutiva y fundadorade Ouya, señaló que no se siente amedrentadapor estos desafíos. Ella indicó que el dinero recaudado le permitiría construir la empresa, que ahora cuenta con 10 empleados, y preparar el envío y venta del dispositivo en ocho meses.
Uhrman dijo que Ouya tenía el dinero suficiente para garantizar que las 80.000 consolas que se producirán serán enviadas a las personas que las han solicitado, a través de Kickstarter y una tienda en internet.
Más detalles en: The New York Times