La homosexualidad ¿responde a una variante genética? hasta ahora se ha dejado por sentado que no. Pero recientemente un estudio encontró cuatro variantes genéticas que eran más comunes en personas que al menos una vez tuvieron un comportamiento sexual con personas del mismo sexo. Nada está dicho en lo absoluto, pero este resultado hace que el debate sobre el comportamiento homosexual siga en pie ahora más que nunca.

Durante cuatro siglos, se ha debatido si los genes influyen en la orientación sexual de las personas. Los estudios al respecto han sido bastante vagos y el tema estigmatizado. Pero el descubrimiento de estas cuatro variantes genéticas en personas que se han visto incitadas a conductas homosexuales ha abierto un nuevo espacio para estos estudios, de manera más profunda.

Los investigadores le denominan comportamiento no heterosexual y creen que estas variaciones genéticas inciden significativamente en la orientación sexual. Tal vez el descubrimiento no sea de gran impacto, pero los investigadores creen que puede darnos una idea de cómo actúan los genes en la sexualidad.

¿En qué consistió el estudio?

comportamiento homosexual

Un grupo liderado por Andrea Ganna, investigadora del Instituto Broad en Cambridge, Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, se encargó de examinar los datos de miles de personas. El estudio estuvo abalado por el Biobanco del Reino Unido y La firma privada de genética 23andMe.

En el proceso, se analizó a las personas que respondieron “sí” o “no” a la pregunta:  “¿Alguna vez has tenido relaciones sexuales con alguien del mismo sexo?”. Como resultado, 450.939 personas que dijeron que sus encuentros sexuales habían sido solo heterosexuales; mientras que 26.890 afirmaron haber tenido al menos una experiencia con una persona del mismo sexo.

Pero la investigadora Ganna aclaró durante la reunión anual de la Sociedad Americana de Genética Humana, que su equipo fue muy cauteloso con las preguntas. Esto, debido a que hasta ahora es ilegal en muchos países indagar el comportamiento sexual de otra persona. Así que las preguntas fueron bastante respetuosas según el equipo de trabajo.

“El equipo, que incluye a científicos del comportamiento, preinscribió su diseño de investigación y también se reunió regularmente con miembros de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o interrogantes (LGBTQ) para discutir y compartir resultados”.

Dando más información sobre el estudio, Ganna dijo que:

“[La conducta no heterosexual incluye] un amplio espectro de experiencias sexuales, que van desde personas que se involucran exclusivamente en el comportamiento del mismo sexo, hasta personas que podrían haber experimentado una o dos veces”.

Estudio de asociación de genoma completo (GWAS)

Los investigadores buscaron variaciones concretas a través de un estudio de asociación de genoma completo (GWAS). Estas variaciones fueron analizadas en personas que afirmaron haber tenido un encuentro sexual o más, con personas del mismo sexo. Finalmente, las variantes fueron encontradas en los cromosomas 7, 11, 12 y 15, respectivamente.

Lo curioso es que una de esas variantes, la que está en el cromosoma 15, es la misma que anteriormente se ha hallado en el patrón masculino de calvicie. Por otro lado, una variante en el cromosoma 11 está estrechamente vinculada con el sentido del olfato. Particularmente en ese caso, Ganna observó que en la atracción sexual, el olfato juega un papel fundamental.

Antecedentes

En 1993 se llevó a cabo un estudio que intentaba vincular el comportamiento homosexual con el ADN. Pero en ese caso, se utilizó un tipo diferente de técnica de asociación, el estudio de enlace genético. Este estudio sugirió que un tramo de ADN en el cromosoma X estaba vinculado a la homosexualidad heredada.

El autor de ese estudio previo fue Dean Hamer, entonces de los Institutos Nacionales de Salud en Bethesda, Maryland, quien opinó sobre el nuevo estudio:

“Es importante que finalmente se preste atención [a la genética de la orientación sexual] con tamaños de muestra grandes e instituciones y personas sólidas. Este es exactamente el estudio que nos hubiera gustado hacer en 1993”.

Variantes relacionadas con trastornos mentales

Otras cuatro variantes genéticas fueron relacionadas con los trastornos mentales. Las personas con estas variaciones tenían más posibilidades de sufrir trastornos como depresión, esquizofrenia o bipolaridad. Sin embargo, Ganna no se apresuró al respecto. Al contrario, no responsabilizó a estas variaciones respecto a los trastornos mentales. Sobre las personas con comportamiento homosexual que presentaron en su mayoría estas variaciones, Ganna dijo que:

“…podría deberse a que las personas que participan en conductas no heterosexuales tienen más probabilidades de ser discriminadas [en contra], y tienen más probabilidades de desarrollar depresión”.

Ganna notó que la variación relacionada con la esquizofrenia estaba más presente en el grupo del Biobanco del Reino Unido, que en el grupo 23andMe. La investigadora observó a que esto puede deberse a la edad, pues las generaciones más viejas enfrentaron más discriminación y maltrato.

Conclusiones

Lo que el estudio finalmente reafirmó es que no existe un ‘gen gay’. La conducta sexual humana es sumamente compleja y los investigadores confirman eso. Ganna lo sintetiza de la siguiente manera:

“Me complace anunciar que no hay un ‘gen gay’. Más bien, la ‘no heterosexualidad’ está en parte influenciada por muchos efectos genéticos minúsculos”.

Este apenas es el comienzo de un tramo inmenso para investigar, pues la variaciones hasta ahora no han sido vinculadas a los genes reales. De hecho, ni siquiera está claro si se ubican dentro de tramos de ADN codificados o no codificados. En los próximos años, los investigadores tendrán que dedicarse a precisar exactamente qué hacen estas regiones de ADN.

“Es una señal intrigante”, dijo Ganna a la revistaScience. “No sabemos casi nada acerca de la genética del comportamiento sexual, por lo que cualquier lugar es un buen lugar para comenzar”.

Sobre todo aclaró que este hallazgo de las cuatro variantes genéticas no podían definir de manera concreta el comportamiento homosexual de las personas. En lugar de eso, lo que se debe analizar a largo plazo es esa coincidencia.

Sin embargo, la estudiante graduada en informática biomédica Nicole Ferraro de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, cree que la conducta sexual humana es sumamente compleja. Por eso, cuestionó el estudio, pues considera que no es útil. Ella y su compañero de estudios en ciencias biomédicas, Kameron Rodrigues, observaron que el estudio ni siquiera se acerca a explorar los matices de cómo la identidad sexual de una persona difiere de la conducta sexual. Esto les preocupa, porque podría ser visto como otra manera de estigmatizar a la comunidad LGBTQ.

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