Dos nuevos estudios de ADN están esclareciendo el panorama de cómo llegó la población a América. De momento, es evidente que las primeras poblaciones se asentaron en Norteamérica, pero luego migraron a Sudamérica. Lo que nos dejan ver estos estudios es que existieron 3 grandes asentamientos en Sudamérica dispuestos por oleadas.
3 grandes asentamientos en Sudamérica
Los pobladores de Norteamérica migraron a Sudamérica en tres grandes grupos, según los estudios. Los primeros emigrantes llegaron a América del Sur hace al menos 11,000 años. Estos se relacionaron genéticamente con un niño de 12,600 años de Montana conocido como Anzick-1 (SN: 3/22/14, p. 6). El esqueleto de este niño fue encontrado entre los artefactos de la cultura Clovis, que hasta entonces se pensaba era la población más antigua en América. Se pensaba también que los Clovis eran los migrantes únicos y más antiguos.
Pero luego un análisis de ADN a unas 49 personas antiguas sugiere que existió un segundo oleaje de emigrantes después de los Clois hace unos 9000 años. Y consecuentemente, se encontró un tercer posible grupo de emigrantes, en este caso provenientes de de las Islas del Canal de California. Este tercer grupo se extendió por los Andes centrales hace unos 4.200 años. Todo esto según genetistas de la Universidad de Harvard, liderados Nathan Nakatsuka.
Lo más interesante es saber que las personas que se asentaron en América eran genéticamente mucho más diversas de lo que cualquiera haya pensado. Por ejemplo, el grupo de los aniguos brasileños que se ha estado estudiando en los últimos años comparte ADN con los australianos indígenas modernos.
Por otra parte, Eske Willerslev, genetista del Museo de Historia Natural de Dinamarca en Copenhague y coautora del estudio para la revista Science, indica que un grupo de gente genéticamente diversa llegó a América casi al mismo tiempo y se propagaron por todo el continente. “La gente se extendía como un fuego por el paisaje y se adaptaba muy rápidamente a los diferentes entornos que estaban encontrando”, dice.
Con estos estudios, la Historia Prehispánica deja de ser tan lineal y simple como nos la han enseñado. En ese orden, la Historia Prehispánica se está escribiendo ante nuestros ojos.
El grupo de Willerslev realizó un análisis detallado del ADN de 15 antiguos estadounidenses diferentes de los analizados por Nakatsuka y sus colegas. Un diente de Trail Creek en Alaska era de un bebé relacionado con un grupo llamado los antiguos beringianos, que ocuparon el puente entre Alaska y Siberia llamada Beringia. Ellos eran genéticamente distintos de las personas que más tarde dieron origen a los nativos americanos.
Grupo brasileño con ADN australiano
Pero alternativamente existe este vínculo entre los australianos y los antiguos amazónicos, que encontraron Pontus Skoglund y sus colegas. En ese aspecto, Skoglund afirma que el ADN compartido puede ser muy antiguo, es decir, que lo heredaron ambos pueblos de un ancestro en común. Sin embargo, sigue siendo un misterio, pues los investigadores no creen que los australianos tempranos remaran a través del Océano Pacífico hasta Sudamérica.
Así que la teoría más apoyada es que este grupo con ADN compartido en Australia llegó a Sudamérica por tierra, desde el estrecho de Beringia. Pero la traba para esta tesis es que ni los indígenas norteaméricanos y nos centroamericanos comparten ADN con los australianos.