La compañía indicó que la producción de pantallas para el nuevo dispositivo de Apple se mantiene en un “nivel adecuado”, por lo que un posible cuello de botella en la entrega de estas piezas está en disminución.
Los analistas culparon a un déficit en el suministro de la pantalla para poder entender la poca capacidad de los de Cupertino para hacer frente a la alta demanda de la nueva versión de su iPhone.
A finales de agosto, tres semanas antes de que el nuevo iPhone saliera a la venta, Sharp, que se supone que estaba en plena producción masiva del insumo, reconoció que enfrentaba retrasos en su planta de Kameyama, en el centro de Japón.
Según una fuente, la compañía se esforzaba por mejorar los bajos rendimientos de producción, planteando la cuestión de si Apple estaría dispuesta a mejorar los incentivos financieros para asegurar una aceleración de la producción.
Apple comenzó a ofrecer el iPhone 5 el 21 de septiembre, llegando a 5 millones de unidades vendidas en los primeros tres días, superando el iPhone 4S, que vendió más de 4 millones de unidades en su primer fin de semana. En el cuarto día, Apple dijo que se había quedado sin stock, por lo que muchas reservas debieron ser reprogramadas para octubre próximo.
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