Durante los últimos 6,000 años aproximadamente, las sociedades agrícolas han sustituido cada vez más la carne de caza, la cual es más dura para masticar, y plantas silvestres comunes propias de las dietas de los cazadores-recolectores, por los productos lácteos y granos procesados. Según los científicos, cambiar a esas dietas de alimentos procesados más blandos modificó con el pasar del tiempo la estructura de la mandíbula, lo que hizo que ciertos sonidos como los de la letra “f” y “v” sean más fáciles de pronunciar. Esto denota cómo la agricultura cambió nuestra forma de hablar en todo el mundo.
Cómo la agricultura cambió nuestra forma de hablar
Las personas que regularmente mastican alimentos duros como la carne de caza experimentan un cambio en su mandíbula desde la infancia que evita que ciertas palabras puedan ser pronunciadas correctamente. Pero las personas que crecen comiendo alimentos más blandos mantienen esa sobre-mordida en la edad adulta, dice el lingüista comparativo Damián Blasi de la Universidad de Zurich y sus colegas. Las simulaciones por computadora sugieren que los adultos con una sobre-mordida pueden producir mejor ciertos sonidos que requieren tocar el labio inferior con los dientes superiores.
Los lingüistas clasifican esos sonidos del habla, que se encuentran en aproximadamente la mitad de los idiomas del mundo, como labiodentales. Y cuando Blasi y su equipo reconstruyeron el cambio de idioma a lo largo del tiempo entre las lenguas indoeuropeas que actualmente se habla desde Islandia hasta la India, los investigadores encontraron que la posibilidad de usar los labiodentales en esos idiomas aumentó sustancialmente en los últimos 6.000 a 7.000 años. Esto encaja con el tiempo en el que comenzaron a aparecer alimentos como los granos molidos y los productos lácteos.
En una conferencia de prensa vía telefónica Blasi dijo lo siguiente: “Los sonidos labiodentales surgieron recientemente en nuestra especie y aparecen con mayor frecuencia en poblaciones con una larga tradición de comer alimentos blandos”.
En 1985, el lingüista Charles Hockett argumentó que las lenguas de los cazadores-recolectores virtualmente nunca incluyeron sonidos labiodentales. Eso se debe a que, al llegar a la edad adulta, el desgaste excesivo de los dientes por la masticación intensa de alimentos duros provocó cambios dentales que mueven los dientes superiores directamente sobre los dientes inferiores (Arreglo dental borde a borde), dando como resultado que sea más difícil formar sonidos labiodentales. De ser cierto esto, su propuesta significaba que la introducción de alimentos blandos en las sociedades agrícolas debería haber protegido la sobre-mordida y aumentado la probabilidad de que las lenguas habladas incluyeran los sonidos labiodentales.
Afortunadamente, las simulaciones por ordenador del nuevo estudio apoyan la idea de Hockett. Demuestran que una transición de una mordida de borde a borde a una sobre-mordida leve hace que sea mucho más fácil emitir sonidos labiodentales.
Aunque los nuevos hallazgos son “fundamentalmente correctos”, la sobre-mordida humana aumentó mucho más después de la revolución industrial, que comenzó en Inglaterra a fines del siglo XVIII. Asimismo, el procesamiento y envasado industrializado de alimentos, y tal vez la adopción de tenedores en las sociedades occidentales, para que los alimentos se puedan cortar con las dos manos en lugar de agarrarlos con una mano mientras se sujeta una parte con los dientes frontales, desempeñó un papel importante en la preservación de las mordidas excesivas.