Según ESA, la presencia de este tipo de desechos orbitando la Tierra puede causar severos daños a los satélites, afectando las comunicaciones a escala mundial, por lo que lanzó un plan de limpieza espacial llamado Clean Space.

Esto, ya que según el organismo, el 70% de los objetos potencialmente peligrosos se encuentran a 2.000 kilómetros de la superficie terrestre, en la misma línea que la usada por los satélites para su funcionamiento óptimo.

La ESA puso como ejemplo que un tornillo de dos centímetros de espesor que sobrevuela el planeta a 7,5 kilómetros por segundo puede destruir estos dispositivos.

En vista de ello, implementó Clean Space, cuyo objetivo es minimizar el impacto medioambiental de las actividades espaciales tanto en la Tierra como en el cosmos.

Así, la iniciativa buscará nuevas herramientas para evaluar el impacto medioambiental, sustitutos más ecológicos de procesos y materiales, desarrollar técnicas para frenar la generación de más basura espacial y retirar la que existe actualmente.

Para Jean-Jacques Dordain, director general de ESA, el nuevo plan es uno de los principales objetivos de su agenda 2015, ya que “si estamos convencidos de que la infraestructura espacial será cada vez más necesaria, tenemos la obligación de dejar el espacio a las próximas generaciones tal y como lo encontramos: impecable”.

“Se podría decir que Clean Space no es un nuevo programa, sino una nueva forma de diseñar todos los programas de la ESA. Me gustaría que la ESA se convirtiese en un modelo a seguir en este ámbito”, recalcó.

En la actualidad, de los más de 6.000 satélites lanzados desde el comienzo de la carrera espacial, menos de 1.000 continúan operativos, donde el resto ya reingresó a la atmósfera o continúa en órbita abandonado, con un alto riesgo de generar nuevos fragmentos de basura espacial si sus baterías o el combustible que queda en sus depósitos llegasen a explotar.

Más detalles en: ESA

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