Investigadores de la Universidad de Harvard desarrollaron la primera piel robótica a partir de la inclusión de nanocables eléctricos al interior de carne cultivada en un laboratorio.
Los alambres incrustados hace que sea más fácil medir la actividad en el interior de la piel, ya que porque por lo general los tejidos son dañado por sondas eléctricas. Si los cables están al interior la piel entonces el riesgo de dañar el tejido es mucho menos grave.
“En última instancia, se trata de la fusión de los tejidos con la electrónica de una manera que se hace difícil determinar dónde termina el tejido y comienza la electrónica”, dijo Charles Lieber, profesor de química en la Universidad de Harvard.
Según la revista Nature Materials, la nueva técnica es similar a la que se utiliza para hacer microchips.
Los investigadores explican que “a partir de un sustrato de dos dimensiones, los investigadores trazan una malla de polímero orgánico alrededor de los cables a nanoescala, que sirven como los elementos críticos de detección”.
“Los electrodos a nanoescala, que conectan los elementos de nanocables, se construyeron entonces dentro de la malla para permitir que los transistores de nanocables midan la actividad en las células sin dañarlas”.
“Una vez completado, el sustrato se disolvió, dejando a los investigadores con una esponja en forma de red, o una malla, que puede ser plegado o enrollado en una serie de formas tridimensionales”.
De acuerdo con el equipo de investigación, la técnica se utilizará en la industria farmacéutica para un mejor estudio de cómo las drogas interactúan con los tejidos en tres dimensiones.
En teoría, la tecnología podría algún día ser colocada en el interior de una persona viva, con el fin de estudiar y administrar un tratamiento farmacológico sin dañar el tejido existente.
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