El sedentarismo se está convirtiendo en uno de los principales males del siglo XXI, puesto que si ya está vinculado a enfermedades como la obesidad, la diabetes y a acciones cerebrovasculares o enfermedades del corazón, también afecta el cuerpo humano en un aspecto que podríamos llamar “estético”.
Y es que un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Tel Aviv arrojó que el exceso de tiempo sentado hace que el trasero de las personas se agrande.
Esto, luego de escanear los traseros de personas inactivas con modelos de vida sedentarios, donde se encontraron que las células grasas proliferan en dicho sector del cuerpo, no acostumbrado a realizar actividad física, dando como resultado el desarrollo de gruesas capas de grasa en el tejido muscular.
Permanecer sentado por grandes cantidades de tiempo hace que las células preadiposas, expuestas a una presión sostenida, se conviertan en adipocitos y se acumule grasa dos veces más que lo que acumulan las células normales.
Además, Chris Jones, director de fisiología en Nuffield Health, explicó que como resultado de estar mucho tiempo sentado “los tres músculos claves que dan forma al trasero -el glúteo mayor, el medio y el menor- se vuelven menos sensibles y generalmente inactivos, lo que deriva en un tono muscular pobre”.
De este modo, la preocupación de tener un trasero grande ya no sería sólo estética sino también una cuestión de salud.
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