Los expertos han levantado la voz sobre lo sencillo que resultaría manipular a distancia un marcapasos hasta el extremo de matar al paciente que eventualmente lo llevase implantado.

Y es que, con los conocimientos adecuados, un hacker no necesitaría más que un simple computador para alterar el funcionamiento de este dispositivo, cuyo cometido es impulsar artificialmente el corazón cuando éste no pude hacerlo por sí mismo con la frecuencia adecuada, con el objetivo de generar descargas letales en su portador.

Tras haber llevado a cabo antes demostraciones similares con máquinas y mecanismos de lo más variados, desde cajeros automáticos hasta bombas de insulina, el especialista, Barnaby Jack, se refirió al alcance de estos sabotajes en un encuentro internacional sobre seguridad celebrado recientemente en Melburne, el popular Breakpoint.

Jack, uno de los técnicos más destacados en la materia a escala mundial, su finalidad no es ocasionarle ningún daño a nadie, sino todo lo contrario. El prentende recordarles a los fabricantes de la industria sanitaria que deben esforzarse para conseguir que sus aparatos sean inexpugnables frente a los ataques de los hackers. Su intervención ha desencadenado reacciones encontradas en webs temáticas y foros digitales.

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