En 2016, una mujer de 73 años de Medellín, Colombia, voló a Boston para escanear su cerebro, analizar su sangre y estudiar su genoma. Ella portaba una mutación genética que había causado que muchos en su familia desarrollaran demencia en la mediana edad, mientras que ella había evitado la enfermedad. Los investigadores sospechan que otra mutación rara puede haberla protegido.
Este estudio llama especialmente la atención sobre la posibilidad de prevenir o tratar el Alzheimer al apuntar a APOE, una idea que algunos investigadores dicen que ha pasado demasiado tiempo al margen.
“Este caso es muy especial”, dice Yadong Huang, neurocientífico de los Institutos Gladstone en San Francisco, California, que no participó en la investigación. “Esto puede abrir una nueva vía muy prometedora tanto en investigación como en terapia”.
APOE es el factor de riesgo genético más fuerte para el Alzheimer y se presenta en tres formas comunes: APOE2 reduce el riesgo de la enfermedad, la variante más común, APOE3, no influye en el riesgo, y APOE4 aumenta el riesgo, la mayoría de las personas que sufren la enfermedad tienen una copia de esta última variante.
Los investigadores quieren utilizar este factor para terapias. Específicamente, un equipo de la Universidad de Cornell pronto comenzará un ensayo clínico que infunde el gen APOE2 protector en el líquido cefalorraquídeo de las personas con dos copias de APOE4.
Pero la proteína APOE es tan abundante y hace tantas cosas en el cerebro que los investigadores aún no conocen la envergadura de este tipo de ensayos. APOE4 parece alentar la formación de placas adhesivas de la proteína beta-amiloide que obstruye el cerebro en la enfermedad de Alzheimer. Pero curiosamente los medicamentos que destruyen los amiloides no han logrado ayudar a mejorar a los pacientes. Por eso muchos investigadores como Eric Reiman, neurocientífico del Banner Alzheimer’s Institute en Phoenix llegaron a pensar que la terapia dirigida a APOE no tenía sentido.
No obstante, el mismo Reiman fue testigo del caso de esta mujer colombiana cuya genética muestra cómo APOE afecta el riesgo de Alzheimer. La mujer participó en un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Antioquia en Medellín que ha rastreado a aproximadamente 6000 miembros de su extensa familia. Aproximadamente una quinta parte de ellos portaba una mutación que causa la enfermedad de Alzheimer en un gen llamado presenilina 1.
A finales de los 40 años, ya estos portadores habían sido diagnosticados con Alzheimer. Mientras tanto, la mujer colombiana no mostró los primeros signos de la enfermedad hasta los 70 años, a pesar de que ella también tenía esta mutación.
El biólogo celular Joseph Arboleda-Velásquez de la escuela de medicina de Harvard en Boston señala que el caso de esta mujer es atípico, pues incluso una tomografía por emisión de positrones del cerebro de la mujer reveló más acumulación de amiloide que en cualquier otro miembro de la familia que haya sido escaneado. Y a pesar de esto, el equipo no encontró signos de daños importantes en las neuronas, y una acumulación mínima de otro sello distintivo de Alzheimer: la proteína tau mal plegada.
Los investigadores suponen que si obstaculizar la unión normal de APOE realmente evitó la enfermedad de Alzheimer en esta mujer, los futuros tratamientos podrían tratar de imitar ese efecto. Pero faltan muchas investigaciones para eso.