Una investigación realizada por científicos de EEUU determinó que la energía proveniente del viento estará en condiciones de satisfacer gran parte de la demanda mundial en 2030, generando alrededor de 11,5 teravatios cada año.
En el documento, los investigadores adaptaron el modelo GATOR-GCMOM de tres dimensiones, atmósfera-océano-tierra, para calcular el potencial máximo teórico de energía eólica en el planeta, teniendo en cuenta la reducción del viento por las turbinas.
Su modelo asume que los aerogeneradores se podría instalar en cualquier lugar, sin tener en cuenta consideraciones sociales, ambientales, climáticas o económicas.
Estos resultados contradicen estudios anteriores que indican que el potencial eólico está muy por debajo de la meta agresiva, ya que cada turbina roba demasiada energía eólica de otras turbinas, y las turbinas provocan consecuencias perjudiciales en el clima que niegan algunos de los aspectos positivos de la energía eólica renovable.
El nuevo modelo ofrece una visión más sofisticada mediante la separación de los vientos atmosféricos en cajas hipotéticas apiladas unas junto a otras, cada caja tiene su propia velocidad del viento y clima. En su modelo, los científicos expusieron turbinas individuales a los vientos de varias cajas a la vez, un grado de resolución que los estudios mundiales anteriores no habían alcanzado.
Entre los hallazgos más prometedores, los investigadores descubrieron que hay un gran potencial en el viento de cientos de teravatios. Sin embargo, “cada turbina reduce la cantidad de energía disponible para otras”, indica el estudio.
El equipo de científicos mostró que cuatro millones de turbinas de cinco megavatios funcionando a una altura de 100 metros podrían suministrar hasta 7,5 teravatios de energía – más de la mitad de la demanda energética mundial – sin afectar negativamente al clima.
En lugar de poner todas las turbinas en un solo lugar, los investigadores señalan que es mejor y más eficiente difundir parques eólicos en sitios de fuertes vientos en todo el mundo – como en el desierto de Gobi, las praderas americanas y el Sahara.