ENTREVISTA. Las Leyes SOPA y PIPA siguen dando mucho que hablar y algunos las tachan de defender una voluntad inquisitorial propia de otros tiempos. Que en el futuro sigamos haciendo uso de internet como una ventana abierta al mundo sin censuras y con libertad de creación y de compartir información depende, en gran parte, de que se cumpla el sueño de muchas personas y que no sigan adelante estas dos leyes pero ¿se defiende la libertad de expresión o en realidad la libertad económica? ¿cuál es la relación entre ambas?
Inteldig en su entrevista semanal habla esta semana con un experto en este tema, Jorge Bravo, Coordinador editorial de la Asociación mexicana de Derecho a la Información (AMEDI).
Inteldig.- ¿Qué relación hay entre el derecho a la información y las leyes SOPA y PIPA?
Jorge Bravo.- Son la respuesta global a un fenómeno igualmente global que es la expansión y difusión de la información, el conocimiento y los contenidos a través de Internet. Exhiben la limitación de la industria de los contenidos protegidos por derechos de autor de transformar sus modelos de negocio como respuesta al avance de las nuevas tecnologías. Este tipo de iniciativas legales no son nuevas. Aunque Estados Unidos ha sido partidario del libre flujo de la información, este concepto siempre se ha utilizado para defender los intereses de sus corporaciones de comunicación y, a la vez, para impedir el flujo democrático de información y la construcción de un nuevo orden comunicacional.
Inteldig.- Mucho se ha hablado de ellas pero en definitiva, ¿qué es lo qué buscan?
Jorge Bravo.- Desde luego que estas iniciativas buscan limitar la libertad de expresión y ejercer un tipo de intervencionismo judicial sobre los portales y los usuarios que comparten contenidos. Niegan el derecho al consumo de los productos culturales y a la vez promueven una mercantilización excesiva de los mismos. Es falso que la piratería esté destruyendo a las industrias de contenidos de derechos de autor. Lo que ocurre es que las innovaciones tecnológicas están transformando la cadena de valor de cada una de las industrias mediáticas como la música, editorial o cinematográfica.
“Internet nació libre y así debe permanecer”
Inteldig.- ¿Podríamos decir que son censores de la información?
Jorge Bravo.-Internet nació libre y así debe permanecer. Ningún intermediario en el flujo de información debe intervenir para censurar los contenidos o restringir su producción, distribución o consumo. La vigilancia debe consistir en un acuerdo internacional en temas que claramente afectan la dignidad de la persona como la prostitución infantil y la trata de blancas, así como delitos cibernéticos como la invasión a la intimidad, el robo, la extorsión o la suplantación de la personalidad. Ni los portales de Internet, buscadores u operadores deben restringir la libertad de Internet, porque casi siempre ocurre para limitar el acceso a contenidos que no están de alguna u otra manera relacionados con su estructura corporativa.
Inteldig.– Hay quienes acusan a estas leyes de ir contra el principio básico de la red de redes y la libertad de expresión, ¿qué opinión tienen al respecto?
Jorge Bravo.- Es correcto. Los principios de libertad, neutralidad y apertura de red son consustanciales de Internet y son principios que nacieron fundamentalmente en Estados Unidos para proteger a los usuarios y otros intermediarios del poder casi monopólico de los operadores de última milla de Internet de banda ancha. Sin embargo, estos principios también han cambiado.
No existían intermediarios como Sky o Netflix. Sus servicios de voz y video por Internet utilizan la red de redes y generan enormes costos que los operadores de redes no ven reflejados en las tarifas que pagan los usuarios. Estas aplicaciones de datos y la descarga de video, música e imágenes está saturando las redes y obligando a los operadores a idear nuevos modelos de negocios basados en capacidad y consumo de los usuarios. Se está discutiendo la posibilidad de que estos intermediarios contribuyan de alguna manera con el despliegue y mantenimiento de las redes, para poder seguir brindando un servicio libre.
Inteldig.- Desde AMEDI ¿consideran que es un ataque a la cultura?
Jorge Bravo.- No sólo buscan restringir la libertad de expresión en lo que se refiere a la búsqueda, acceso, difusión y consumo de información, sino que además se olvida del derecho de acceso a la cultura y la diversidad. Este tipo de iniciativas sólo vislumbran el aspecto económico de la producción y el intercambio, pero no atienden los temas de diversidad cultural e intercambio simbólico.
“No se violan los derechos de los creadores porque las leyes no están previstas desde esa perspectiva”
Inteldig.- Mario Pena de safecreative.org nos decía en una entrevista pasada que “Es muy difícil que estas nuevas leyes vayan a ser eficientes para solucionar los problemas de los autores”, ¿qué solucionan pues creen que podrían darse para que no se violasen los derechos de los creadores? ¿está de acuerdo con la afirmación anterior?
Jorge Bravo.- No se violan los derechos de los creadores porque las leyes no están previstas desde esa perspectiva, sino de los derechos de propiedad que compete a las empresas y los productores pero no a los creadores. Jurídicamente también se están transformando los derechos de autor y de propiedad. Fueron imaginados para la era analógica y no digital ni mucho menos convergente. Por lo tanto, son derechos y principios jurídicos que no pueden regular con eficiencia porque no responde a las mismas características.
Los autores tampoco pueden aspirar a usufructuar derechos por 99 años, sino que se requiere un tiempo que le otorgue derechos y regalías a los autores pero también que después de ese tiempo se transite a una propiedad colectiva. Para financiar las producciones se requieren coproducciones, utilizar otras plataformas tecnológicas e innovar en formas de distribuir los productos culturales. Así como la digitalización plantea un reto porque es más sencillo compartir los contenidos, asimismo la digitalización muchas otras ventanas de distribución que pueden generar ingresos. De todo ello puede participar el creador, incluida la posibilidad de convertirse en productor de sus propias obras autorales.
Inteldig.- Las grandes empresas de tecnología verían diezmados sus ingresos si llegaran a buen puerto estas leyes.
Jorge Bravo.- La afectación es de tipo económica. Esas empresas apelan a la libertad de Internet porque todos los contenidos que se generación, producen y se sube a la red son susceptibles de pasar por sus plataformas y generar nuevos usuarios, anunciantes y clientes. Restringir el acceso a la información, a los contenidos o a los productos culturales implica para esas empresas mermas económicas.
Inteldig.- Entonces hablamos de una preocupación por la libertad de expresión más que por la económica…
Jorge Bravo.- Los intereses económicos en este caso están revestidos de libertad de expresión, apertura y neutralidad de red. Hay que advertir, por ejemplo, los constantes atentados a la intimidad y a los datos personales que cometen esas empresas. Además, tienen estructuras comerciales paralelas que justo comercializan bienes y servicios. Ningún espacio virtual o físico desea que en sus escaparates dejen de mostrarse bienes o productos que podrían ser comercializables. Google, por ejemplo, es un receptáculo de libros, videos, noticias e imágenes de acceso libre, pero tampoco paga derechos de autor por los videos que se suben a Youtube o los libros. Es cierto que socializa el conocimiento y además es un proceso inevitable, pero esa libre circulación de contenidos les genera beneficios económicos. Paradójicamente es un modelo de negocios basado en la gratuidad de los contenidos.
“América Latina ha estado a la vanguardia en la defensa de un nuevo orden comunicacional”
Inteldig.- En el plano mundial, ¿qué consecuencias les acarrea esto a América Latina?
Jorge Bravo.- América Latina ha estado a la vanguardia en la defensa de un nuevo orden comunicacional. AL siempre ha sufrido la hegemonía de los contenidos y la información proveniente del norte, principalmente Estados Unidos pero también Europa. Por ejemplo, la industria editorial española es totalmente imperialista. Leemos a más autores y editoriales ibéricas que de AL. AL siempre ha recurrido a formas alternativas de comunicación, pero con Internet ya no es una región distinta a la de otros países. Por ejemplo, España es líder europeo en piratería. El proceso hegemónico de flujo de información no es nuevo, ya lo conocemos y continúa con la era digital de la misma manera que en la era analógica. Más bien es una oportunidad para AL porque la red de red ofrece la posibilidad de sumar contenidos locales y que circulen a nivel global. Es una oportunidad para producir, distribuir, compartir y consumir contenidos, información y productos culturales que de otra manera hubiera sido imposible. AL debe sumarse a la red, producir y crear, ya no sólo las empresas predominantes sino nuevos, pequeños y locales productores. La cerrazón no es una opción.
Inteldig.- Y más concretamente en su país, México…
Jorge Bravo.- En México no está regulado Internet. Algunas instancias oficiales han intentado sumarse a las iniciativas globales de censura y control sobre Internet, pero hasta el momento no han prosperado y han encontrado una fuerte resistencia entre los usuarios y las redes sociales. Ha habido algunos intentos de regular la difamación en Internet y redes sociales, con algunas iniciativas a nivel de estados de la República. También se está buscando regular Internet en materia electoral, pero se está defendiendo la libertad a través de esta plataforma.
La ley sobre derechos de autor tiene un artículo polémico que prohíbe la transmisión de señales abiertas de televisión a través de otros sistemas de televisión restringida como cable, satelital o fibra óptica. Las televisoras tienen interés en que esta legislación no cambie y puedan comercializar la retransmisión de señales radiodifundidas que debieran ser libres, pero que cobran a la televisión de paga según los suscriptores.
Inteldig.- ¿Forma parte esto de un modelo en el cambio del negocio?
Jorge Bravo.- Creo que todas (las empresas) tienen modelos de negocios distintos. Estamos en un momento de transición y de grandes cambios tecnológicos. Nadie tiene la respuesta a todos estos fenómenos. Nada garantiza que las grandes empresas que hoy se benefician de la red de redes no vayan a ser afectadas en el futuro cercano. El sector de la innovación y la tecnología está lleno de éxitos y fracasos. Los primeros son resultado de comprender los cambios y los segundos de no saberse adaptarse a los mismos. En todo este tema aplica la máxima de Darwin: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.”